El culto a los muertos provocó que los
vivos tuvieran que abandonar el planeta. La superficie había quedado estéril y
cubierta por hermosas y antiquísimas tumbas.
El Pequeño
Príncipe, líder organizador del éxodo a otros mundos, había encontrado un
nuevo y pequeño satélite para su pueblo errante, pero aún no sabía cómo
exponerles la solución para los futuros difuntos. Su religión les prohibía
quemar los cuerpos por ser templo del alma. Sin embargo, de la antropofagia no
se decía nada.
IsidroMoreno
(Relato finalista en concurso "Letras y más letras", por "El Muro del escritor". Publicado en antología «Creencias» -Mayo-2021-)