domingo, 13 de noviembre de 2016

PREVIO (Quise pintarla)


Cientos de veces visité Le Louvre para observarla a hurtadillas, pues quedaba sonrojado e intimidado por ese amor platónico, pero ella no dejaba de mirarme.
En mi estudio, sin su escudriñadora expresión, quería pintarla, copiar la intrigante hermosura que Leonardo, egoístamente, había reflejado en el lienzo.
No podía ubicarla en el sfumato del paisaje. El solemne contorno de su figura tampoco me descifraba su voluntad. Su mirada sugería no sé si amor o  burla hacia mí. La sonrisa me parecía un enigma, porque sus labios parecían haberme hablado y quererme hablar, pero ¿qué me reprocharían o a qué me invitarían?
-No pintaré su boca y con ello, ni su sonrisa ni su palabra. Obviaré su mirada  quizás traicionera. No quiero perfilar  su silueta, pues su arrogancia podría humillarme y tampoco trazaré un fondo de paisaje que ubicarla jamás lograría.
Solo y ante el blanco lienzo, únicamente me consolaba, imbuirme del espíritu de Leonardo frente a la limpia tabla, anclándome en los segundos previos a fijar su primera pincelada; antes de esbozar cualquier singular belleza o enigmática expresión.
Y así, orgulloso, conservo mi obra: un lienzo blanco encuadrado en robusto marco. 


Resultado de imagen de imagenes de un cuadro en blanco

IsidroMoreno


(-Obra seleccionada y publicada en antología del "IV Concurso Internacional de Micro/Cuentos" -Ediciones de Letras- Octubre-2016)

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