viernes, 15 de julio de 2016

ARAYASHIKI





“ARAYASHIKI”

Sin mediar palabra, se separó del grupo guiado. A sus veintiocho años, era la primera vez que salía al extranjero y por tanto, la primera vez que viajaba a ese país, pero tanto el idioma como las calles de esa ciudad le resultaban sorprendentemente familiares. Dejándose llevar por un extraño sentido, se internó por estrechas callejuelas, cruzó recoletas plazas y finalmente, por algún extraño estímulo, se detuvo ante una puerta a la que llamó golpeando con sus nudillos. Amablemente solicitó entrar al anciano inquilino. Preguntó si mantenía, en una pared del patio interior, una pequeña placa de cerámica con la imagen de una virgen y un número en una esquina: 1816
El anciano, que habitaba la casa desde hacía más de cincuenta años, quedó estupefacto  al oír aquello. Sí, efectivamente existía  la decorativa imagen en cerámica  y además el misterioso viajero, conocía perfectamente todas las dependencias y ciertos recovecos de la vivienda, sin embargo, jamás había entrado en aquella vieja casa
El joven viajero se sintió eufórico, pues, tras muchos años y múltiples visiones extrañas e inconfesables por ser más propias de un loco, se confirmaba su denostada teoría de “Arayashiki o de la reencarnación” y ese ignorado octavo sentido, le había mostrado su lugar de nacimiento, su lengua natal y su antigua casa en la que un día, él mismo engarzó en la pared una baldosa con la imagen de una virgen. Pero eso fue a principios del siglo XIX,  en su anterior vida.

IsidroMoreno

(Obra seleccionada en “Concurso de Relatos “Musas de Verano” Tema: Recuerdos. Publicada en antología por “Letras con arte”. Julio-2016)

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