Convocados
secretamente ambos escritores y en recóndito
lugar, cierto mercader lusitano, les mostró un valioso legajo con manuscritos
de inéditas e inspiradoras tragedias griegas. El mejor postor se las
apropiaría.
Erróneas
traducciones idiomáticas y largas discusiones sobre la dignidad del autor, para
sólo alcanzar un acuerdo entre ambos: ninguno sobreviviría al otro.
Shakespeare
y Cervantes morirían en la misma fecha.
IsidroMoreno
(Seleccionado
y publicado en antología del <I
Certamen Internacional “En Homenaje a Gabriel García Márquez”>
Septiembre-2016)
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