Contagiado por la algarabía, Bruno daba volantazos mientras todos desafinaban una canción a grito pelado.
Al anochecer finalizaron su
viaje, pues el coche, además de no tener cristales ni ruedas, tampoco tenía
faros. Así celebraba la pandilla el décimo cumpleaños de Bruno
Mañana elegirían un precioso
autobús del mismo desguace.
IsidroMoreno
(Publicado en pág. concuros de microrrelatos "Cincuenta Palabras". Enero-2018)
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