Desde que acabó el curso, no
volvió a tomar el autobús de la línea 13, ni a comprar el pan en la boulangerie junto a la parada del bus.
El panadero tenía ensayada su declaración de amor, pero cansado de esperarlo, regaló
la pulsera a una clienta con marido celoso que, en una operación de seguimiento
a su esposa, sufrió un mortal accidente.
La viuda, melancólica, buscaba un
aleteo de mariposas en su estómago cada vez que se asomaba a la boulangerie, hasta que, en la
trastienda, lo vio besarse con un joven, justo el día que comenzaba el curso.
IsidroMoreno
*Relato finalista semanal en Concurso Wonderland RNE 4 el 15-julio-2017
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