Se sintió halagada descubriendo en internet, un
concurso de relatos bajo el tema «Femmes
Rurales».
Marie, desde
hacía un tiempo, escribía historias que siempre quiso contar, pero ahora, casi
a los setenta, lo tomaba como placentera obligación.
Leyó algunos relatos publicados por el concurso,
comprobando que muchos aludían en tono dramático, a esa mujer rural luchadora,
heroína incomprendida y, sin embargo, victoriosa en unos duros tiempos,
fustigados por las penurias que la segunda Gran Guerra había sembrado.
Marie también vivió aquellos penosos años. Había sido «une femme rurale» en la campiña de La Provence, y aún conservaba muchos recuerdos.
Recuerdos que a menudo, le evocaban las pinturas de
Van Gogh, que con tanta fuerza habían descrito esa tierra a la que Marie estaba
arraigada en cuerpo y alma.
Escribió añorando los campos de trigo como mares
amarillos, con olas meneadas por suaves vientos, la calma de la siesta, las noches
estrelladas testigos de primeros suspiros amorosos, los campos de lavanda
embriagando el aire y ocultando sus devaneos con su novio Jean Claude. Pieles bronceadas,
cuerpos desnudos “à la belle étoile”, calor, tórridos besos…
Acabado su relato, y no sin cierta desazón, prefirió enviarlo
a un certamen de «Histoires érotiques».
Afortunadamente.
IsidroMoreno
* Relato publicado en antología de ENTC «Un tiempo breve» diciembre-2016
Algunas decisiones son, de por sí, sabias. Y ciertos concursos son, de por sí, incoherentes...
ResponderEliminarSaludos,
J.