Con rabia contenida esperaba ese momento. Por fin, lo tenía en la
pantalla. Su pose era desafiante. Con rápido movimiento de muñeca, dirigí la flecha
del cursor a su corazón en tanto que desde mi garganta, surgía un desesperado y
colérico grito.
Vi cómo se desplomaba y deslizaba por la pantalla del ordenador.
Asombrado, lo observé inerte sobre la mesa.
Era evidente que el cursor no se había clavado, pero el mosquito cabrón
yacía patas arriba. Sólo mi rabioso grito podía ser el arma letal.
Demostré que un infarto fue la causa de la muerte. Desde entonces
practico la micronanocirugía.
IsidroMoreno
(Relato finalista en concurso "Wonderland" Radio 4 de RNE. 12-mayo-2018)
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